8 de enero de 2009

La Cabalgata de Reyes de 2009. La crónica.

Como ya dijera Javi G. Ranchal en su avance de ayer, la Banda del Perdón de Pozoblanco disfrutó de una noche mágica, pero aún más importante fue que hizo disfrutar a los demás, a pesar de la incensante lluvia. Tras esta breve introducción y después del post de ayer, hoy toca redactar la crónica de lo que fue aquella tarde-noche del 5 de enero de 2009, con el fin de que quede para siempre en el recuerdo.

Eran las cuatro y media de la tarde y ya había músicos esperando a las puertas del Colegio Salesiano. La tertulia en la plaza fue incrementándose a medida que llegaban más compañeros. Una vez dentro, tenían que vestirse y maquillarse. El goteo de componentes de la banda era continuo, aunque lento. Eso hacía que pudiera pintarse cada rostro con su justa medida de negro, después de una capa de crema, que facilitaría horas después desmaquillarse sin problemas. Una vez pintados y disfrazados para la ocasión, los pajes del Perdón saldrían a los patios a afinar los instrumentos.

Algún que otro contratiempo, y las ganas de sorprender al personal, hizo que hasta el pendón diseñado para la ocasión llegara horas más tarde. Una vez terminado el proceso de arreglarse y acicalarse, la banda comenzó a formar y allí apareció el estandarte que anunciaba que ya venían los del Perdón. Eran las 18:30 horas y ya se escuchaban los primeros acordes camino del Recinto Ferial. Primero a ritmo ordinario y, desde la calle Ramón y Cajal hasta las puertas de la Caseta Municipal, a un ritmo mucho más animado y divertido, que se repetiría durante toda la noche.

Había que hacerse sonar, y ante un público escueto, las primeras carrozas y ante los músicos de las otras dos bandas participantes, pudimos escuchar el pasodoble que anunciaría nuestra llegada: "Ahí Vienen los del Perdón". Ya estábamos preparados para salir, pero había que descansar, y esperar a colocarnos en nuestro determinado hueco: tras la carroza realizada por nuestra Cofradía. Pero algo no nos gustó: comenzó a chispear, y eso quedaba reflejado en las pequeñas gotas que iban apareciendo poco a poco en los instrumentos, o en el papel adhesivo de color dorado de nuestro peculiar y extraordinario estandarte. Sin embargo, pensando en que se trataba de una nube pasajera, la ilusión y las ganas no mermaron, y ya pudimos salir entre la mágica comitiva interpretando el primer tema de la noche: un villancico popular.

El público se agolpaba poco después de la salida, que tuvo lugar pasadas las siete y media de la tarde, y prueba de ello era el bullicio que pudo encontrarse en el paseo de los Llanos, o poco después en una repleta calle Feria. Entre tanto, la música no cesó ni un momento. Tampoco la lluvia. "Mami qué será lo que tiene el negro", "25 de diciembre", "La fiesta + A por ellos", "Feliz Navidad", "Hola Don Pepito", "Es la hora de bailar"... muchas fueron las canciones que fueron animando al personal, tanto a los músicos, a los acompañantes-animadores también disfrazados, o al público que expectante disfrutaba a ritmo de nuestras partituras.

Y llegamos al ayuntamiento, y pasamos por "Carrera Oficial" o, mejor dicho, por calle Real. Y la muchedumbre era aún mayor. Con paraguas abiertos, la cabalgata parecía que iba a acortar el recorrido, pero no fue así. Seguimos bailando y tocando por Jacinto Benavente, y San Isidro, hasta llegar a la Avenida Villanueva de Córdoba, donde comenzamos con la coreografía de "El Caballo camina pa'alante", y pa'atrás. La lluvia se hacía intermitente. Recorrimos la carretera hasta girar hacia la calle Mayor, que aún estaba más abarrotada que las calles anteriormente citadas. Había más luz, más color, más sonido y las caras de pequeños y mayores parecían agradecer el esfuerzo que la banda había realizado durante el mes anterior, pues no sólo disfrutaban los que iban disfrazados, sino también los que se encontraban en las aceras de la calle.

Y llegamos de nuevo a la calle Real, pero esta vez en sentido contrario era recorrida camino de la Plaza de la Constitución, pasando por Ayuntamiento. Fue en esta plaza donde hubo un corte de la comitiva, algo que poco después se vio reflejado con un parón importante, hasta que todas las entidades participantes fueron reunidas en una misma linea sin cortes. La lluvia volvió a aparecer de forma más fuerte, sin embargo la percusión no cesaba, y las cornetas iban preparando otras marchas. Pasamos por Calle Jesús, Plaza de la Iglesia y nos paramos unos minutos en la Calle Benedicto XV. Al terminar esta calle el público congregado en el cruce de la Calle San Gregorio con la Avenida Vva. de Córdoba disfrutó e incluso cantó el villancico popular que la banda interpretó: "El Torreznito del Pico". Ya habían sonado "He is a pirate!", popular adaptación de la B.S.O. de Los Piratas del Caribe, o el villancico "Los Campanilleros", todo ello después de anunciarse por un megáfono, o tras el ruido realizado con silbatos, cencerros, bocinas, etc.

Parecía que ya el número de personas que aguardaba la cabalgata era menor tras pasar por la calle San Gregorio, pero al final de Hilario Ángel Calero vimos que no era así. Con paraguas o sin ellos, abiertos o cerrados, la gente seguía recogiendo caramelos que tiraban Los Reyes Magos, o los personajes que protagonizaban todas y cada una de las carrozas que intervenían. Y pasamos por la calle Antonio Porras, para girar después a la izquierda en el Paseo de la Herradura hasta llegar al Teatro Municipal de El Silo, que dejaríamos a la izquierda para subir hasta el parque Aurelio Teno, donde bailamos al son de "El patio de mi casa". Ya sí llegaba a su fin el recorrido de una cabalgata que aunque aguada por la lluvia, no aguó la fiesta de los más peques, ni tampoco de los que disfrutamos a los sones de los del Perdón.

Nos despedimos ya en la Avenida de Los Pedroches con las partituras destrozadas por el aguacero, y con algún parche roto en la batería. Fuimos tocando nuestro pasodoble "Ahí Vienen Los del Perdón" bajando la Calle Santa Marta, y nos despedimos hasta futuras ocasiones ante el colegio salesiano intepretando "Mami qué sera lo que tiene el negro". Y tras desmaquillarnos, y quitarnos el disfraz, los músicos del Perdón disfrutamos de una convivencia en los salones de Antigu@s Alumn@s "Don Eusebio Andújar", donde cenamos y nos despedimos con la satisfacción del trabajo realizado.

(Crónica realizada por José Ángel Jiménez;
fotos cedidas por Luna Benítez Fernández)

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